martes, 25 de noviembre de 2008

Urbanismo y adicciones - ¿Ciudades preventivas o ciudades nocivas?

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Creemos que el Acompañante Terapéutico puede cumplir con su rol educativo interactuando con su comunidad, generando verdaderos espacios preventivos donde se destaque el verdadero desarrollo de las potencialidades locales en pro de la comunidad toda. Aumentando los espacios de participación y autogestión ciudadana.


¿Qué creen ustedes que significa urbanismo?

El Diccionario Larousse dice que urbanismo es el “Conjunto de medidas de planificación, administrativas, económicas y sociales referentes al desarrollo armónico, racional y humano de las poblaciones.” Esta definición, podemos relacionarla con la de urbanizar que significa entre otras: “hacer que un terreno pase a ser población abriendo calles y dotándolo de luz... y otros servicios municipales”... y tiene que ver con el desarrollo de una ciudad. En este sentido urbano es: de la ciudad en contraposición a lo rural.

Explorando estas definiciones, nos proponemos analizar cómo inciden las condiciones del urbanismo como factores de riesgo o de protección relacionados a las adicciones.

Leamos globalmente la primer definición. Se destaca que para lo que podríamos llamar un “buen urbanismo”sería necesario que estén bien coordinadas las condiciones administrativas, económicas, sociales y de planificación para lograr un desarrollo armónico, racional y humano de las poblaciones. Esto significa que todas las medidas relacionadas a estos aspectos en su conjunto han de ser coherentes en un sentido racional y adecuado a lo humano.

¿Qué sería planificación armónica, humana y racional?

En este punto, no sólo podemos pensar en la forma de nuestras ciudades si son planas y sus calles dibujan cuadros, sino también en cómo los medios de transporte sortean los obstáculos de distancias, por ejemplo. Esto tiene que ver con aspectos que van desde lo ecológico como los lugares destinados a la eliminación de la basura o los espacios verdes para recreación. También la accesibilidad en los medios de transporte para que la población llegue a sus lugares de estudio o de trabajo o de desempeño de sus tareas cotidianas. Pero también planificar implica mirar a futuro en cuanto al crecimiento de la población, o la extensión de la población hacia otros territorios a los cuales han de poder suministrarse los mismos servicios. Inclusive implica dar cabida a nuevos servicios que la población demande en función de favorecer su desarrollo. Por ejemplo el tendido de la red cloacal, o de las redes de telefonía. Claro que no podemos olvidar que planificación implica aún más y tiene que ver también con la coordinación responsable del resto de condiciones que veremos a continuación.

¿Qué sería entonces la condición administrativa armónica, humana y racional?

Administrar tiene que ver con una buena organización y distribución de los elementos con los que cuento para hacer algo. Estos elementos pueden ser tanto económicos como humanos o materiales. Administrar no significa conseguir nuevos recursos o conseguir “parches” para cubrir carencias, por ejemplo con voluntarismos individuales o institucionales o con dádivas sin objetivos concretos que a la larga no sean sostenibles en el tiempo o en su mismo propósito o que pasan si producir transformaciones. La idea de administrar significa conocer con qué elementos cuento y cómo puedo coordinarlos. La mejor administración es aquella que no superpone las posibilidades que tienen esos elementos y por ende no desgasta, sino que trabaja sobre lo mejor de cada uno y lo transforma en la medida en que se combina armoniosamente con los otros.

¿Qué estamos diciendo con condición económica armónica, humana y racional?

Los recursos financieros son necesarios. Los presupuestos destinados a las ciudades han de poder acompañar en principio la satisfacción de las demandas de las necesidades básicas de la población. Para esto, el mismo desarrollo de políticas públicas que intenten cubrir esas necesidades han de poder coordinarse con los recursos disponibles. Esto exige de quienes estén en las posiciones de poder para decidir, que estén dispuestos a escuchar cuáles son esas necesidades y a dar participación a la población. Claro que no debemos olvidar que deberán coordinar con las necesidades globales de esa población que hacen a las políticas públicas universales. Estas últimas son para todos, en tanto las anteriores pueden focalizarse en una comunidad o en un número de personas específicas, de acuerdo a la edad, a la condición social, etc.

¿Pero, por qué una ciudad puede convertirse en preventiva en materia de adicciones?

En primer lugar diríamos que una ciudad no sólo puede ser preventiva en materia de adicciones, puede serlo en materia de violencia, de enfermedades, etc. Pero en este caso, nos ocupan las adicciones. Si prevenir, es actuar antes de que algún problema aparezca y es tarea de la prevención detectar cuáles son los factores que nos ponen en riesgo o nos protegen de que ese problema aparezca para poder anticiparnos... entonces...

¿Cómo una ciudad se convierte en preventiva?

Podemos utilizar la definición del diccionario para guiarnos en este viaje, como si fuéramos exploradores tratando de trazar el mapa de una zona desconocida... Una ciudad que coordine los elementos de planificación, económicos, administrativos y de las capacidades personales de sus pobladores de forma armoniosa, humana y racional, tiene que ver en principio, con una ciudad que no olvide su condición de social. Esto tiene que ver con que la condición humana no es la de individuos separados, sino la de seres racionales y sociales. La capacidad de la racionalidad también es la que permite darse cuenta de esa interacción entre humanos y la capacidad que esto le proporciona de crear una cultura. Una ciudad es también entonces en donde desarrollamos esas capacidades y en donde se muestra nuestra cultura. La condición urbana entonces es también cultural, histórica y de interacción en la vida cotidiana de sus pobladores.

¿Y cómo entonces una ciudad puede protegernos de las adicciones?

Si dividimos los factores de protección en tres categorías de forma didáctica, sin olvidar que es muy importante su interrelación encontramos: factores que derivan del objeto de consumo, factores que derivan del medio y factores derivados de la persona.

¿Cuál es la condición urbana que nos protege relacionada con el objeto de consumo?

Los medios de comunicación masiva como las propagandas relacionadas a objetos de consumo que nos acompañan cada vez que salimos a la calle, pueden educarnos, vendernos en buena ley, o engañarnos. La propaganda engañosa es la que promete cosas que ese objeto en sí no nos da. Por ejemplo la que nos dice que vamos a ser geniales, divertidos o tener el chico o chica más bonita si consumimos tal o cual cosa. También es engañoso pecharse con una foto que nos dice que sos menos hombre si fumás, seguís caminando y te topás con otra foto que te muestra que sos hombre y feliz si te tomás algo, y a la vuelta de la esquina escuchás que no te creen si te dicen que nadie te regala nada y que las cosas se consiguen con esfuerzo, porque por dos pesos en el casino ahora tenés un auto. La ciudad puede tener dibujos protectores que son los que nos educan en cuanto a ser concientes de las reglas de tránsito o de normas de urbanidad o que nos muestren como ser solidarios, o pueden inducirnos a consumir haciéndonos topar en la puerta del supermercado con el juego de luces de un salón de maquinitas. Una ciudad puede gastar en espacios verdes y abiertos a todos, o puede oscurecerse en plazas públicas que dejan de serlo porque se ocupan por grupos que desarrollan actividades que se convierten en riesgosas para sí mismos o los otros. Además de que en la oscuridad o el aislamiento de comunidades se ocultan impunemente quienes obtienen beneficios de la violencia o del consumo.

¿Cuál es la condición urbana que nos protege relacionada con el medio?

Cuando hablamos de medio incluimos aspectos relacionados con el ambiente y con la familia. En este sentido la ciudad nos protege con espacios de recreación accesibles a todos. También con centros de desarrollo de la cultura, espacios que fomenten el aprendizaje de nuestra historia y lugares en donde se realicen actividades disfrutables por una comunidad como los centros deportivos.

Nuestra ciudad nos protege cuando nuestras casas no están hacinadas, o cuando no se producen grandes conglomerados habitacionales de gente sin el espacio suficiente entre una y otra. O cuando estas aparecen encerradas entre pasajes angostos y carentes de verde o de zonas de comunicación que no sólo no permiten el encuentro con los vecinos para el diálogo, sino que producen verdaderos atolladeros inhumanos que son violentos en sí mismos. No nos protege cuando nuestras casas están sobre la basura o sobre humedales o a orillas de arroyos contaminados. O sobre plomo o debajo de tendidos eléctricos de alto voltaje.

Nuestra ciudad nos protege cuando nuestra familia puede encontrarse con los vecinos y transitar sin demasiados obstáculos por la ciudad para desarrollar sus actividades cotidianas. Estas son simples y comunes como llevar los niños a la escuela sin necesidad de utilizar un bote para cruzar la calle. O esperar a su hijo del liceo tranquilo sin necesidad de estresarnos por saber si su clase ha sido normal o si no tuvieron luz o se inundaron los baños. Nuestra ciudad previene si tenemos acceso a los servicios de transporte, salud, recreación y educación en condiciones humanas y armoniosas. Y previene si podemos participar de nuestra comunidad en todo lo que a ella le importa y si sus preocupaciones llegan con fluidez a quienes están en posición de decidir tomando en cuenta las soluciones que la propia comunidad les propone. Previene haciendo viables los proyectos y ayudándonos a aprender a hacerlos sostenibles en el tiempo. Previene fomentando las redes de participación social y de desarrollo local.

¿Cuál es la condición urbana que nos protege relacionada con las personas?

Uno de los factores que más nos protegen de las adicciones son las condiciones para el buen desarrollo de la identidad. Este proceso de desarrollo implica no sólo lo que podríamos llamar la identidad personal, sino también la identidad como ciudadano y la identidad cultural. Por entre los elementos que inciden en ese buen desarrollo de la identidad como personas y ciudadanos sujetos de derechos encontramos nuestro necesario tránsito por las instituciones. Nuestro primer espacio de socialización es la familia y el segundo es la institución educativa. La ciudad nos protege entonces, cuando nos es accesible nuestro encuentro y permanencia en las instituciones en las que aprendemos valores además de programas curriculares. Aprendemos a interactuar con los otros, a ser solidarios, a compartir y también a generar elementos que nos permitirán acceder más adelante a las oportunidades laborales. También una ciudad nos protege cuando produce espacios propicios en donde aprender acerca de nuestros derechos humanos y como ciudadanos pertenecientes a una cultura.

Guía didáctica para el abordaje de este tema

Una de las formar para tratar estos temas con los niños y adolescentes, puede ser la de proponer armar un juego para la clase. La primer etapa sería la de crear juntos en un papelógrafo el mapa del barrio. Puede realizarse previamente una salida didáctica reconociendo los diferentes lugares, plazas, paradas de ómnibus, clubes, así como también olores y colores. La condición para su creación es la de ir ubicando en el papel cada uno de los lugares que al grupo le parezca significativo respetando su palabra sin inducir a lo que nosotros consideraríamos “bueno”. En una segunda etapa la idea es la de dibujar y colorear cada lugar según sus características, es decir, luminoso, limpio, o no, etc. En una tercera etapa se ubican en cada lugar de la geografía del mapa del barrio. En la última la idea es que de cada niño pueda decir ubicando con papelitos o banderitas alguna de sus características, por ejemplo, es el lugar de reunión de abuelos, o ahí hay palomas, o un centro joven, o allí se reúnen a tomar vino. Luego el juego será poder identificar y contar a los demás en qué lugar cada uno se siente bien y seguro o le han sucedido cosas buenas. De esta forma se comparten experiencias además de comenzar a aprender acerca de las redes sociales barriales y de reflexionar en torno a los factores de riesgo y de protección relacionados con variados temas como el consumo de sustancias, la violencia, el abuso, etc. Recordemos realizarlo en forma positiva, es decir no quedarnos en la anécdota del robo o la pelea, sino de las soluciones o el destaque de los aspectos positivos y protectores de la comunidad.

Nota:

Si recuerdan la definición que dimos al inicio nos gustaría comentar que lo urbano, se plantea en oposición a lo rural. Entendemos que se trata de una definición, sin embargo creemos que no debería ser por oposición, este puede ser un factor nocivo para las ciudades. Cuando hablamos de un desarrollo urbano armónico y humano entendemos que en lo rural también es necesario que se produzcan este tipo de formas “urbanas” de existencia. Es decir la coordinación de los elementos de planificación, administración, finanzas y del orden social en sentido armónico y racional deberían estar presentes tanto en un medio como en otro. La definición por oposición, nos divide, cuestión que lamentablemente reproducimos desde hace mucha historia y sólo nos ha dado como resultado la exclusión social.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tengo una capacitación como Promotora de Salud del Dep Ed. para la Salud MSP. y curso de Abordaje Multidisciplinario en Drogas de la JND. Como puedo insertarme laboralmente como A.T.?